Los abrasivos rígidos o aglomerados son piezas indispensables para cualquier herramienta que realice las funciones de lijar, cortar o desbastar un material por fricción, como una pulidora o una esmeriladora. Estas herramientas están compuesta por una malla que tiene como soporte una rueda de fibra de vidrio compactada y sólida lo que le permite una gran resistencia al esfuerzo mecánico soportando grandes temperaturas y altas velocidades las cuales deben venir indicadas por el fabricante en la etiqueta del producto.
Dependiendo del material del que esté compuesto el disco abrasivo, éste servirá para distintos materiales (acero, vidrio, latón, bronce, etc.)
El proceso de fabricación es un proceso continuo que consta de ocho fases. Comienza con el desbobinado del soporte, ya sea papel o tela empleado en la producción, este soporte pasa por la máquina de imprimación, en la que se especifica la marca del producto y la granulometría. Una vez estampado el producto, pasa por la primera encoladora, en donde el soporte recibe el adhesivo. A continuación se produce la distribución del grano abrasivo, ya sea por gravedad o mediante campo electrostático. En la siguiente fase se introduce el producto en el horno para que se realice el primer secado, A la salida del horno se realiza el encolado final, para posteriormente proceder a su correspondiente secado en el segundo horno, El proceso finaliza con el bobinado y su posterior estabilización.